4/5/06

Las enfermedades cerebrovasculares son las complicaciones más olvidadas de la diabetes

La diabetes constituye un factor de riesgo para el desarrollo de la enfermedad cerebrovascular, y tal riesgo de padecer una patología de este tipo es, aproximadamente, de 2 a 4 veces superior en la población diabética que en la no diabética. La diferencia es más notable en menores de 55 años de edad, especialmente en aquellos que desarrollaron la diabetes en edad temprana. Pero no sólo eso, un 9,3% de los individuos diabéticos presenta hoy día una enfermedad cerebrovascular, una prevalencia que aumenta con la edad. Estas complicaciones de la diabetes son, a pesar de los datos y de los índices de mortalidad, las más olvidadas en la actualidad.

Los ictus o infartos cerebrales, pueden afectar tanto a pacientes con diabetes tipo uno como a los que padecen tipo dos, pero es más habitual que se produzca en este segundo caso. En estos pacientes los accidentes cerebrovasculares (ACV) son responsables de una tasa de mortalidad muy elevada, lo que se atribuye, en parte, a que las lesiones de macroangiopatía —que afectan a las arterias, produciendo artiosclerosis— se relacionan más con la resistencia insulínica que con la propia hiperglucemia. Y es que, esta última relación, —entre la enfermedad cerebrovascular y el nivel de glucemia— es menos evidente que su vinculación con la diabetes.

Tratamiento y prevención


En cuanto a la resistencia insulínica mencionada, derivan, a su vez, otros factores de riesgo cardiovascular como la hipertensión arterial o la obesidad central, que con frecuencia están presentes en personas con diabetes tipo 2. De ellos, la hipertensión presente en un 40% de los pacientes desempeña un papel primordial en el desarrollo de la enfermedad cerebrovascular.

Con todo ello, los expertos recomiendan, principalmente prevención, y en su defecto, un seguimiento estrecho y responsable del tratamiento. Es preciso que los pacientes diabéticos controlen de forma rigurosa los niveles de glucosa, la hipertensión arterial y la dislipemia reduciendo los niveles de LDL colesterol por debajo de 100 mg/dl y los de triglicéridos por debajo de 150 mg/dl. También es indispensable introducir un régimen de vida activa con ejercicio y dieta dirigida a reducir el peso y el perímetro abdominal en pacientes obesos o con sobrepeso, el abandono del hábito tabáquico, si lo hubiese, y el tratamiento de posibles enfermedades cardiovasculares concomitantes especialmente arritmias y en algunos casos empleando cirugía.




Saludos Cordiales
Dr. José Manuel Ferrer Guerra

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